martes, mayo 29, 2007

Chihiro


Hasta entonces había vivido en la infancia, en aquel momento empezaba verdaderamente mi juventud. (...)
A mis 34 años empezaba la auténtica primavera de mi vida; pero la primavera tiene también sus días grises y sus tormentas hasta que llega el verano luminoso y cálido. Y esos días grises y esas tormentas son necesarias para que madure lo que tiene que madurar.



HANS CHRISTIAN ANDERSEN

El cuento de mi vida, II, 53

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Loción de esta noche: el olor de una carbonaita recien servida.